La alineación de la dirección es uno de los elementos esenciales para que el coche sea tu herramienta más segura. Es fundamental para el equilibrio del vehículo en carretera y es condición fundamental para garantizar la comodidad conduciendo durante largos periodos. Aprende a reconocer problemas con la alineación y, en consecuencia, asegúrate de disminuir el desgaste de los neumáticos y el consumo de combustible.
Siendo cuatro elementos independientes, al estar mal alineadas, las ruedas actúan en sentidos diferentes y esto provoca un efecto negativo: el desgaste desigual de las superficies de los neumáticos, además de inestabilidad y pérdida de adherencia al suelo. Pero, como la “desalineación” es un proceso gradual y lento, la mayoría de las veces solo es identificado por el conductor cuando ya está en fase bastante avanzada.
Si detectas un desgaste excesivo en los flancos de uno de los neumáticos o vibración en las ruedas delanteras, es el momento de comprobar la alineación. Estos síntomas son claras señales de una incorrecta regulación de la geometría de los elementos de la dirección. Acuérdate de que el intercambio periódico de los neumáticos del automóvil debe ir acompañado de una comprobación del estado de la alineación y de las necesarias correcciones.
Si uno de los neumáticos está colocado más hacia delante o hacia atrás de su eje de lo que debería (el ángulo del caster), la rueda se estira más para uno de los lados. Aunque estés conduciendo en línea recta, el vehículo se desviará. Si persisties en conducir en estas condiciones, los neumáticos comenzarán a tener un desgaste desigual y, consecuentemente, menor garantía de seguridad.
El comportamiento del sistema de frenado puede provocar el desalineamiento y aumentar la distancia de respuesta y desgaste de los neumáticos. Los discos de freno curvados o las llantas descalibradas provocarán vibraciones y desalinearán la dirección.
Un volante muy “duro” puede ser señal de problemas en algún elemento del sistema de dirección, pues al estar desalineado provoca un desgaste excesivo de las piezas y un rendimiento peor.
Una parte esencial del rendimiento de un coche reside en la forma en como éste se apoye en la carretera. Así, debilidades en el estado de los neumáticos, de la dirección o de la suspensión, tendrán impacto claro en el consumo de combustible y ésta es la primera señal de que algo malo pasa en tu coche. Las ruedas desalineadas afectan al rendimiento y, sin que el conductor lo note inmediatamente, obligan a un consumo superior para obtener el mismo rendimiento.
Deja de pensar en la alineación regular de la dirección (cada 15.000 km o una vez por año) como un coste: con este hábito te asegurarás de que tus neumáticos duren más, gasten menos combustible y aumenten el grado de seguridad. Motivos bastante buenos todos ellos para considerarlo una gran inversión.